Este es mi consejo: diviértanse lo más que puedan, no nieguen sus
favores a nadie, no tengan cuidado si les aplican el calificativo más
despreciable: “puta”. Una puta es hija de la naturaleza, la muchacha
casta es un fenómeno; ¿quién insulta más a la naturaleza que una mujer
que se aferra concienzuda y arrogantemente a la ilusión de que su deseo
reprimido es el símbolo del bien?
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