Y de repente tu aroma se cruza con mi olfato, escucho la melodía que tanto tarareabas, camino entre la gente y creo encontrarme con tu mirada. M e canspe de los reproches, y de las palabras, te quemé, revisé que en las cenizas no quedara nada. Intentos en vano, no te esfumas, y queda latente el deseo de que te vayas. Te aferras a mi carne, a mis muñecas laceradas . ¿De dónde sacas la maldad para lastimarme (más) cuándo ya estoy destrozada?
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