jueves, 4 de diciembre de 2014

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No eran la pareja perfecta. No estaban hechos a la medida. Ninguno de los dos, era la mitad del otro. Se conocieron por casualidad. Sin buscarse, sin anhelarse.
Planetas opuestos, almas desiguales. Ella tan frágil como el papel, él tan duro como uan roca. Ella tan tímida, él tan resuelto.
Ella enamorada de la luna, él no creía en el amor. Ella tan té, él tan café.
Amargo, frío, cortante. En cambio ella, tan dulce como el azúcar, tan suave cual pétalos de una flor. Un mundo de diferencia los dividía, sin embargo,e ambos renacía aquel sentimiento llamado amor, que rompía con cualquier idelogía, y los unía con sus lazos misteriosos.
Y ahí estaban felices, disfrutando de su romance, auqneu no fueran la pareja perfecta, y tuvieran un sin número de diferencias. Pero entendieron que cuando el amor toca a tu puerta no nos queda más alternativa que entregarnos por completo, porque el ya te escogió y nada puedes tu hacer. 

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