sábado, 7 de junio de 2014

WhatsApp.

Hoy me he sorprendido mirando tu whatsapp. Estabas en línea y me ha parecido tan triste que no fuera para hablar conmigo… que he tenido hasta ganas de escribirte una parrafada, diciéndote todo lo que pasa, y contarte por ejemplo que a mi ciudad ha vuelto el calor y me agobio muchísimo, por las noches no puedo dormir casi, y añoro cuando te quedabas despierto hasta las tantas y yo te regañaba porque al día siguiente madrugabas. Aún así te quedabas… Y yo no te lo decía pero me hacía muy feliz que no durmieras por mí. ¿Sabes? Todos los días escucho las dos últimas canciones que me pasaste, tenías razón cuando dijiste que iban a gustarme, aunque las oigo sobre todo porque me recuerdan a cuando todo era como antes. 
Lo que me da más pena es que he empezado a leer el libro aquel que decías que era genial y que yo criticaba… y tienes que saber que no me gustaron nada las 500 primeras páginas, pero que a partir de ahí estoy muy enganchada. Me encantaría tanto poder debatir contigo sobre libros, series, música y esas cosas, creo que es lo que más echo de menos. Discutir. 
Era tan bonito que no coincidieramos en casi nada, que siempre nos llevaramos la contraria. 
Con los demás no puedo hablar de casi nada. Y todos tienen un defecto terrible que no soporto, y es que ninguno eres tú. Y lo que me jode es que podría hablar con quien quisiera, menos con el que quiero, porque el orgullo no me deja y porque sé que no te sentirías como yo al ver un mensaje. Por eso no verás ni un whatsapp mío. Sé que no vas a leer esto… porque no actualizas tumblr desde hace semanas, quizá por eso lo escribo aquí, para que no lo veas, o quizá por si acaso lo haces.

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